La dama del arcángel: el gremio de los cazadores 3 by Nalini Singh

La dama del arcángel: el gremio de los cazadores 3 by Nalini Singh

autor:Nalini Singh [Singh, Nalini]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: SF, Jeunesse, Roman
ISBN: 9788499891965
publicado: 2011-10-08T22:00:00+00:00


19

Las escalofriantes palabras de Dmitri seguían rondando la cabeza de Elena cuando se pasó por el depósito de cadáveres para asegurarse de que la muerta era realmente quien había asesinado al vampiro en el parque. Solo necesitó respirar hondo una vez: el olor dulzón de las adelfas estaba impregnado en la piel de la asesina. Una vez confirmado, Elena se escabulló hasta la Torre para darse una ducha rápida. Le parecía mal reunirse con Evelyn justo después de pasar por el depósito de cadáveres.

—Vamos allá —dijo veinte minutos más tarde, mientras atravesaba con su hermana las sólidas puertas de acero de la Academia del Gremio. Era muy consciente de la tensión de su pequeño cuerpecillo—. Eres demasiado joven para ingresar como miembro con todos los privilegios, y nadie espera que vivas aquí, pero te diseñarán un plan de ejercicios para después de las clases que te ayudará a controlar y perfeccionar tus habilidades.

Evelyn echó un vistazo por encima del hombro para mirar a Amethyst, que caminaba con la espalda recta junto a Gwendolyn.

—¿Amy puede venir conmigo?

—Sí, si eso es lo que quieres. —Por raro que pareciera y pese a que Eve era la cazadora nata, era Amy, con su furia feroz y su aguda desconfianza, quien más le recordaba a sí misma. Eve, pensó, era todavía lo bastante joven como para ver el mundo como deseaba verlo. Amy se había quitado las gafas de color rosa hacía mucho tiempo, como si comprendiera la penosa verdad de la relación que parecía existir entre Gwendolyn y Jeffrey.

El fantasma de Marguerite las acosaba a ambas.

Elena se deshizo de aquella sensación cuando llegaron a las puertas de cristal de la sala de espera. Para su sorpresa, el hombre que las recibió en el interior iba en una silla de ruedas de alta tecnología. Aunque no fue aquello lo que la sorprendió, por supuesto.

—¡Vivek! —Acortó la distancia que los separaba, cubrió su cara con las manos y le besó ambas mejillas. No se había dado cuenta de lo mucho que lo había echado de menos hasta aquel mismo momento.

El hombre se ruborizó, pero no apartó la silla de ruedas.

—Vaya, mira esas alas… Creí que todo el mundo me tomaba el pelo, incluso después de ver las noticias. —Movió la silla utilizando un sensor de presión e hizo caso omiso de Evelyn, Amethyst y Gwendolyn mientras inspeccionaba las plumas—. ¿Estarías dispuesta a permitirme que…?

—Después —dijo Elena, y colocó las manos sobre los omóplatos de Eve, impulsada por el deseo de «hacer las cosas bien», de asegurarse de que su hermana pequeña nunca llegara a pensar que lo suyo era una maldición y no un don—. He traído a una nueva estudiante al Gremio.

El foco de atención de Vivek cambió de inmediato. Sus ojos castaños eran duros, incisivos.

—Una cazadora nata —señaló con lacónica certeza—. Ni de lejos tan fuerte como tú, pero lo bastante para meterse en problemas si no tiene cuidado.

Evelyn se acercó más a Elena al escuchar aquel rudo resumen, casi frío. Elena dio un tironcillo a su coleta.



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